Nuestra Señora recorrió las calles de la ciudad rodeada de las meditaciones de los misterios del rosario, oraciones y cantos de los asistentes, hasta llegar a la Iglesia de San Ildefonso, conocida familiarmente por la de los PP. Jesuitas, donde se celebró la Santa Misa.
De este modo sencillo se ofrece a la Madre el pequeño sacrificio de madrugar un poco para encontrarse con Ella, sabiendo que vale la pena porque la recompensa que nos devuelve es siempre mucho más de lo que le damos.
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