viernes, 16 de marzo de 2012

Allocutio del mes de marzo de 2012

I.- No estamos acostumbrados a ver a Jesús enfadado. Siempre le vemos cordial, con una paciencia infinita con sus discípulos, curando a los enfermos, permitiendo que los niños se acerquen a Él, buscando la oveja perdida, siendo muy amigo de sus amigos. Sin embargo, en el evangelio de este III domingo de cuaresma aparece un Jesús enfadado que tira la mesa de los cambistas y a los mercaderes de ganado. ¿Por qué? Los judíos iban al templo de Jerusalén a ofrecer sus sacrificios. Lo que se aceptaba eran animales perfectos, sin ningún defecto. Y se compraban en el atrio del templo. Pero no se aceptaba cualquier moneda, sino sólo la moneda propia del templo. Los cambistas abusaban en el cambio; los vendedores hacían también lo propio. Era un abuso sobre otro, una injusticia sobre otra. Habían convertido el templo, el lugar más santo, en una cueva de bandidos.

II.- Apliquemos este evangelio, en el corazón de la cuaresma a nuestra vida legionaria en la casi víspera del ACIES. En el templo de Jerusalén sobraban muchas cosas y había que derruirlas para que naciesen las nuevas. En nuestra vida legionaria suelen sobrar muchas cosas y faltan otras tantas. Suelen sobrar las comodidades con las que nos enfrentamos con nuestro vivir la Legión: cuando se nos indica que podemos ocupar un cargo en el presídium o en el comitium; cuando se nos indica el trabajo de la semana y no nos gusta y lo damos a conocer al presidente; cuando llegamos tarde al trabajo legionario por no salir antes de casa o por terminar de hacer lo que estaba haciendo. Nos suele sobrar el costumbrismo, el pensar o hacer pensar a los demás que sabemos mucho de legión, como quien está de vuelta de la vida, sin iniciativas nuevas para hacer llegar el mensaje de Jesús a los demás, haciendo lo de siempre, lo que siempre hemos hecho. Nos sobra también la soberbia, la falta de humildad, las alusiones políticas en alguna reunión, el no ver en el otro a Jesús y así no tratarle como la Virgen trató a Jesús. Nos sobra la desgana y la desesperanza, la desilusión con lo que hacemos las cosas. Nos falta la oración vivida como una necesidad para nuestra alma, la hondura en los trabajos, el deseo de evangelizar, el estudio sistemático del manual y lectura de libros piadosos. Nos falta un nuevo impulso de ilusión.

III.- Por esto, este tercer domingo cuaresmal nos ha venido muy bien saber del enfado de Jesús, también porque vivimos nuestro carisma a medio gas. Esta semana que nos queda para la celebración del ACIES hagamos un látigo y tiremos los trastos que nos sobra. Y así, cuando nos consagremos a la Virgen Inmaculada este domingo próximo, de este vacío que hayamos hecho brotará unas nuevas ilusiones, unas ganas renovadas de vivir intensamente nuestra Legión de la mano de la Mujer del siempre SI, la que nos ayuda con su intercesión.

Director espiritual del Comirium

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